Nos han hecho creer que no somos
capaces de dar a luz. Que ni nosotras sabemos ni nuestro cuerpo vale para ello.
Que nuestro bebé tampoco sabe. Y por tanto necesitamos que al gran salvador profesional
nos diga cómo proceder y “nos saque” a nuestro bebé. ¿Qué sería de nosotras sin
su ayuda?
Por suerte hay grandes
profesionales que no intervienen. Saben que su cometido es acompañar a la mujer en el parto y sólo intervenir si surge algún
problema.
Un factor clave para que el parto
se desarrolle con normalidad es que a la mujer que va a dar a luz esté tranquila, a su ritmo, segura, en un
ambiente relajado e íntimo. Entonces el parto se desarrolla sin ningún
problema en la mayoría de los casos.
Lo que sucede es que muchas mujeres llegamos al parto con miedo.
Miedo a no ser capaz, a que surjan todos esos problemas que nos han contado
tantas veces (pero no el motivo), miedo a que nuestro bebé nazca con alguna
patología, miedo a la muerte, miedo al dolor.
Hemos oído tantas historias de
partos en las que el dolor era tan insoportable que nos da pánico.
Ese miedo al dolor, esa falta de confianza en nuestro cuerpo puede
hacer que el parto no progrese o que decidamos dar nuestra responsabilidad a
terceros. Que nos controlen, que nos pongan y nos quiten, que nos digan en
qué postura colocarnos, cómo empujar, que nos saquen a nuestro bebé…
Ese miedo al dolor que ya en el
embarazo, sin ni siquiera haber experimentado si es tal, nos hace asegurar que
pediremos la epidural si o si. ¿Para qué sufrir innecesariamente?
Cada mujer es libre de decidir
cómo quiere su parto. Pero para poder decidir hay que estar informada, conocer riesgos, desechar mitos y deshacernos tanto de
nuestros miedos como de los que nos infunde la sociedad y algunos pseudo
profesionales.
El miedo
paraliza, no deja avanzar.
Esto sucede
en el día a día.
Y esto
sucede en el parto.
- Si tengo miedo
las hormonas del estrés paralizan el
parto.
- Si tengo
miedo no dejo que las contracciones
fluyan y por tanto las retengo, aumentando el dolor e incluso no
descansando entre contracciones.
- Si tengo
miedo será más fácil que me deje hacer
lo que otros decidan.
- Si tengo
miedo no disfruto.
- Si tengo
miedo no dejo que el cuerpo segregue sus
propias endorfinas.
En mi experiencia te puedo
asegurar que así como en mi primer parto lo pasé realmente mal con las
contracciones, porque intentaba parar el dolor y el resultado era una
contracción constante. En mi
segundo parto, habiéndolo trabajado y habiéndome informado y leído mucho,
fue la experiencia más maravillosa e intensa que he vivido nunca.
Si estás embarazada...
…infórmate
bien.
…
trabaja tus miedos.
…
pide acompañamiento si así lo crees necesario.
…
sana heridas pasadas si es el caso.
…
lee historias de partos disfrutados y respetados.
En cuanto al tema del dolor en el
parto te recomiendo estos dos libros, que pueden ofrecerte mucha luz al
respecto: “Parir sin miedo” de
Consuelo Ruiz Vélez-Frías y “Pariremos
con placer” de Casilda Rodrigáñez Bustos.
Dolor no es lo mismo que sufrimiento. No todas las mujeres sienten
como dolorosas las contracciones. Y el inminente nacimiento del bebé puede ser
vivido con gran placer.
Las contracciones son una manera de conectar con nuestro bebé y estar
presentes en el parto. Permitiendo los cambios necesarios en nuestro cuerpo
para dar a luz.
¿Qué recuerdos tienes de tu parto, lo
disfrutaste?
Si tienes alguna duda puedes escribirme a info@soniandoduendes.com. Si lo que
necesitas es una asesoría, ya sea online o a domicilio puedes ponerte en
contacto conmigo en el ese mismo mail.
Si la información te ha resultado útil te invito a seguirme
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