El post de hoy lo escribo no sólo como profesional sino como madre puérpera. Este puerperio está siendo muy diferente al de mi hija mayor. Sin embargo hay muchas cosas en común. Y encontrándome ahora mismo inmersa en mi puerperio, me apetece mucho hablar sobre este estado, en el que demasiadas veces nos sentimos "raras" y abrumadas.
El puerperio es un estado de fusión mamá y bebé que comienza con el nacimiento del bebé. Puede durar alrededor de dos años más o menos, depende de cada caso. Aunque se solía decir que el puerperio duraba la cuarentena. Pero esas 4 ó 6 semanas es el tiempo en el que estamos con los loquios.
El puerperio es un estado de fusión mamá y bebé que comienza con el nacimiento del bebé. Puede durar alrededor de dos años más o menos, depende de cada caso. Aunque se solía decir que el puerperio duraba la cuarentena. Pero esas 4 ó 6 semanas es el tiempo en el que estamos con los loquios.
La necesidad mutua mamá y bebé va
mucho más allá.
Nuestro bebé, como mamífero y ser
altricial, necesita nuestro cuidado para su desarrollo a todos los niveles. Por
otro lado, nosotras sentimos el instinto de cuidar y proteger a nuestro bebé, y
nos cuesta separarnos de él. Y esto es
normal y deseable.
En esta etapa mamá y bebé estamos conectados como si fuésemos un único ser, como
prácticamente lo fuimos durante los nueve meses de embarazo. Por eso decir que
el puerperio se reduce a la cuarentena es simplista. Esta afirmación sólo tiene
en cuenta el factor físico de la mamá.
El puerperio es una etapa delicada, donde estamos más sensibles,
receptivas y al mismo tiempo introspectivas. En ese estado de vulnerabilidad
emocional, por un lado pueden surgir temas no resueltos de nuestra vida. Por
otro lado, esa sensibilidad a flor de piel nos hace enfocarnos hacia nuestro
bebé, con el objetivo de atender sus necesidades.
La naturaleza es sabia. No lo es
tanto una sociedad que no cuida esa díada madre/bebé, promoviendo desde bien
temprana su separación.
El puerperio viene determinado en gran medida por cómo hemos
vivido nuestro embarazo y nuestro parto. Si hemos sido conscientes en cada
una de estas etapas de nuestra sexualidad y las hemos disfrutado, llegaremos
más “serenas” al puerperio. Pero sólo
cada una de nosotras sabe realmente lo que carga en su propia mochila.
De ahí que cada una lo vivamos de
una forma determinada y nuestro puerperio dure más o menos.
Además de estos factores también
están los externos, los que nos sacan de nuestro mundo puérpero.
En nuestro mundo de madre puérpera
no hay prisas, todo va como a cámara
lenta. El protagonista es nuestro bebé, alrededor del cual giran la mayoría de
nuestras preocupaciones y conversaciones. Nos
sentimos en un estado que no todo el mundo entiende. De ahí que nos
sintamos cómodas junto a otras madres en la misma situación.
Por eso, el tener que separarnos
por obligación de nuestro bebé nos arranca de nuestro mundo puérpero. Tener que
abandonar (así lo sentimos) a nuestro bebé nos duele horrores, porque es
antinatural.
El trabajo, las prisas, el estrés, la convivencia exclusiva con personas de “mundos
diferentes” (en otras etapas de su vida), opiniones o consejos no pedidos, otras
preocupaciones u ocupaciones, no sentirnos apoyadas…
Todo esto nos saca muchas veces de
nuestro mundo puérpero. Y entonces, desconcertadas, en ocasiones
podemos sentirnos desconectadas de nuestro bebé y agobiadas.
Esto puede ocurrir porque nos
obligan, o nos obligamos, a estar en un mundo que aún no nos corresponde, por
el bien de nuestro bebé y el nuestro propio. El mundo mamá/bebé es cálido, emocional, empático y único. Lo demás
es como salir a la selva.
Porque todo llega y todo tiene su
tiempo, disfrutemos momentos que no volverán.
El puerperio no desaparece de un día
para otro, sino que lo hace poco a poco, según van surgiendo otras necesidades
tanto en nosotras como en nuestro bebé.
Nuestro pequeño es cada vez más
autónomo y necesita reafirmarse como ser
independiente de nosotras. Esto suele ocurrir en torno a los dos años.
Por otro lado nosotras comenzamos a interesarnos por temas ajenos
a la crianza de nuestros hijos y tenemos la necesidad de volver a sentirnos
mujeres y no sólo madres.
El fin del puerperio supone un duelo de sentimientos encontrados.
Termina una etapa y comienza otra.
Cuéntame, ¿sentiste claramente cuando tu
puerperio llegaba a su fin?
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Me ha gustado lo que has escrito porque describes lo que sentimos las mujeres cuando acabamos de ser madres y se inicia la crianza. Yo con mi segunda hija sentí el final del puerpério a los tres años más o menos, comencé a sentir que quería empezar a hacer mi vida a nivel "profesional". Hasta aquel momento lo primordial para mi eran mis hijas. Con mi hija mayor no lo tengo tan claro...con la incorporación al trabajo a los 5m de mi hija, viví un puerperio menos intenso, pero si con mucha tristeza el irme y dejarla a ella en casa. Sentimientos encontrados, totalmente de acuerdo.
ResponderEliminarSalir a trabajar es salir al mundo exterior e influye en cómo vivimos el puerperio, más aún y ese trabajo no nos es gratificante. Eso no quita por supuesto que nos duela en lo más profundo tener que dejar a nuestro bebé.
EliminarGracias por contar tu vivencia.
Hola
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