A raíz del Informe Doulas*,
he visto como algunas mujeres no entienden la necesidad de que exista la figura
de la doula, como acompañante. Solemos
ver el mundo desde nuestra propia realidad, y no siempre somos conscientes de
que las circunstancias de los demás pueden ser muy diferentes a la nuestra propias.
Más allá del hecho de que hubiese confusión sobre las
prácticas que realizan o no las doblas, debido a la cantidad de falsedades que
contiene dicho informe, hay mujeres, como digo, que no entienden la necesidad
de contratar a alguien desconocido para acompañarlas en el embarazo, el parto o
el postparto. Me parece normal y lícito que lo expresen, pero me extraña la
manera en que lo hacen, en ocasiones, de forma casi acusadora.
Que tú como mujer tengas buena relación con tu madre, tengas
confianza y te sientas segura para que te acompañe en este proceso me parece
maravilloso. Y cuando digo madre, digo amiga, pareja o cualquier otra persona
cercana que te de ese apoyo. Pero no todas las mujeres tenemos a la familia
cerca, no todas tenemos buena relación con nuestra madre, no todas comulgamos
con la idea de parto o crianza que tienen nuestra amigas, no todas encontramos
personal sanitario respetuoso en el momento que estamos viviendo, no todas
recibimos apoyo por parte de nuestra pareja (no porque no quiera, sino porque
no sabe o no entiende por lo que estamos pasando) e incluso no todas tenemos pareja.
De hecho, hay también mujeres que a pesar de dejarnos
acompañar por nuestra pareja, madre, hermana o amiga, lo hacemos desde una
situación de dejarnos hacer. Porque es lo que hemos hecho siempre, porque no
somos capaces de aceptar lo que traemos en nuestra pesada mochila. Y aun
no sintiendo que las cosas son como deberían ser, nos dejamos hacer porque
tenemos miedo, porque no nos sentimos suficientemente válidas y no confiamos en
nosotras mismas. Creemos que si no lo hacemos así estaremos defraudando o
haciendo daño a alguien… Cuando a quien
no estamos escuchando, valorando y cuidando es a nosotras mismas. Y es la decisión que tomamos, igualmente en nuestras circunstancias personales.
Tu realidad no es mi realidad, mi realidad no es tu
realidad, es así de sencillo. Dejemos de
juzgar lo que hacemos o dejamos de hacer, porque hay motivos y decisiones
distintos como circunstancias distintas en la que nos encontramos cada una de
nosotras. Esto es extensible no sólo al embarazo o al parto, sino a la
crianza y a la vida en general. Mis circunstancias y necesidades no son las
tuyas, y por tanto tomo mis propias decisiones, como tu tomas las tuyas. Es como si alguien no entendiese que necesito
un psicólogo, y decidiese contratar a esta persona, que efectivamente no me
conoce de nada y puede tratarme objetiva y profesionalmente; en vez de dejarme
aconsejar por mi madre o mi pareja, o incluso que estos se sintiesen ofendidos
porque quiero que sea un profesional que se ha formado para ello el que me
oriente.
Las mujeres somos libres de tomar las decisiones que mejor
consideramos para nosotras. Yo como mujer tengo todo el derecho a decidir,
quien quiero que me acompañe en mi embarazo, mi parto, mi postparto, mi
lactancia… Ahí incluyo el decidir cambiarme de centro para que me atiendan los
profesionales que considero más capacitados, e incluso decidir dar a luz en mi
propia casa con los profesionales que considere oportunos. Y soy yo quien decide, con la información en
la mano, y en mis circunstancias personales, si deseo pagar o no a alguien para
que me asesore o me acompañe en estos momentos, sea una doula, una asesora
continuum, una asesora de lactancia, una matrona, etc.
Porque soy dueña de mi vida, de mi sexualidad y de mi cuerpo.
Si la información te ha resultado útil te invito a seguirme
en facebook y
a darte de alta en el boletín,
para que puedas estar al tanto de mis artículos, además de mis talleres,
sorteos, novedades y ofertas.
Si tienes alguna duda puedes escribirme a info@soniandoduendes.com. Si lo que
necesitas es una asesoría, ya sea online o a domicilio puedes ponerte en
contacto conmigo en el ese mismo mail.
Estoy de acuerdo. Qué bonito, un mundo en el que cada cual decida sin ser juzgado. Qué difícil resulta para algunas personas admitir e interiorizar justo eso, que cada persona es una realidad y unas circunstancias, no sólo las que le acompañan, sino las que le han acompañado a lo largo de los años.
ResponderEliminarEn vez de juzgar, ayudar y apoyar. En vez de criticar, informar, mostrar...
Espero que algún día...
Un abrazo grande.
Hasta que no se cambien algunas mentalidades y en vez del miedo se busque el crecimiento, la empatía y en ponerse en la piel del otro, esto por desgracia seguirá sucediendo. Pero nunca pierdo la esperanza.
EliminarUn abrazo