Hace
unos meses, una de las mamás de la asociación de crianza, dio a luz a su bebé
en un parto consciente y respetado. Quise pedirle que compartiera su historia,
entre otras cosas, para que las futuras mamás comprobéis que confiando en vosotras mismas podéis tener un parto natural, sin intervenciones y, cómo quien os
atiende, puede propiciar que así sea.
Agradezco
a Carmen que haya querido compartir hoy aquí el nacimiento de su hijo Óliver:
Hace 3 años
cuando nació mi primer hijo, aunque todo había salido bien en el parto, sentí
que no era como me habría gustado, oxitocina para acelerar la dilatación,
kristeller ... y la total desinformación hacia mi sobre qué me hacían y por qué
no ayudó, por lo que en mi segundo embarazo y de cara al parto estuve
informándome dónde podría dar a luz con la seguridad de que no me volviera a
ocurrir lo mismo. Elaboré un plan de parto en el que indicaba que quería un
parto lo mas natural posible y hablaría con la matrona que me tocara sobre
ello.
Sabía que la
prueba del estreptococo había dado negativo, por lo que no tenía prisa para
llegar al hospital, cuanto mas tardase menos posibilidad de intervención y así
hice. Desde la semana 37 tuve 4 avisos de parto, contracciones mas o menos
regulares cada 4-5 minutos durante una hora o más, pero mi idea de aguantar
gran parte de la dilatación en casa hizo que no me acercara al hospital en
ninguna de las ocasiones. Por fin llegó el día elegido por mi bebé para nacer,
estaba de 39+6, eran las 5 de la mañana y me despertaba con contracciones,
seguidas pero bastante suaves aún. A las 8 confirmo que no es una falsa alarma,
las contracciones siguen y van aumentando de intensidad. Levantamos a mi hijo para llevarle al cole, y
aún con dolores le ayudo con el desayuno y le visto, no sabía cuando iba a
poder volver a tener ese momento a solas con él y me daba mucha pena. Mientras su
padre le lleva al colegio me dispongo a ultimar las cosas que llevaría al
hospital, saco la pelota y una toalla por si rompo aguas en casa. Voy llevando
las contracciones muy bien, cada vez que viene una me siento en la pelota y con
movimientos de cadera las alivio bastante. Siguen aumentando de intensidad pero, como la frecuencia no aumenta, decido pasar el mayor tiempo que pueda así antes
de marchar para el hospital.
A las 11.30
empiezo a darle vueltas a si el bebé estará bien, así que decido que es el
momento de marchar, llegamos al hospital a las 12.00. Andando por los pasillos
me dan algunas contracciones que hacen que me tenga que detener. Me exploran,
estoy de 5 cm ,
mi cara me cambia, con mi hijo aunque con oxitocina tuve que pedir la epidural
de 6 cm ,
estaba consiguiendo aguantar las contracciones. Uno de mis mayores miedos era
volver a no aguantar el dolor como con mi otro hijo, pero qué diferentes son
las contracciones naturales a las provocadas. Llegamos a la sala de dilatación
y se presenta el matrón que me atenderá en el parto, era un hombre pero la
seguridad que me trasmitía era inmensa, no puso ninguna objeción a mi plan de
parto, salvo que el parto transcurriera con normalidad.
Los monitores
que me ponen son por telemetría, puedo deambular por la habitación sin
problemas porque además no me ponen ni vía, para hidratarme me aconseja agua
fría o aquarius. En una de las contracciones el matrón le enseña a mi chico
cómo hacerme un masaje en la parte baja de la espalda para aliviar las contracciones.
Entre esos masajes y la pelota, llegan las 14.00 y el matrón me hace un tacto,
estoy ya de 7 cm .
No me lo podía creer, el tiempo entre contracciones estaba siendo amplio y
aunque ya dolían bastante, tenia tiempo suficiente para recuperarme, qué diferencia
a las contracciones que sentí en el parto de mi otro hijo, apenas podía
recuperarme entre ellas. El matrón me dice que a partir de ese momento en
cuanto tenga ganas de hacer caca empuje, el bebé está muy arriba y tiene mucho
que bajar.
A las 15.00 ya
estoy en completa, me ponen la vía y me indica que tendría que romperme la
bolsa porque el bebé es grande y aún está muy arriba, yo accedo sin problemas.
A partir de la rotura de la bolsa los pujos son con más intensidad pero el bebé
sigue estando arriba. Me sugiere pasar a paritorio por si hubiera alguna
urgencia, hasta entonces seguía en dilatación. Yo siento que no puedo más, pido
que como sea me pongan algo, pero el matrón una vez mas sigue animándome “lo
estás haciendo muy bien, confía en ti”. En la cama del paritorio consigo pujos
mas efectivos, me preguntan que si quiero ver cómo sale y ponerme un espejo
grande delante, estoy tan cansada que apenas puedo decir que me da un poco
igual, solo pienso en que quiero ver a mi bebé ya. Por fin la cabecita de mi
bebé sale, pero lleva dos vueltas de cordón que no se pueden deshacer, por lo
que no se puede hacer pinzamiento tardío del cordón y lo cortan en ese momento.
Tras otro par de pujos termina de salir mi bebé, el cual me lo colocan encima
de mi, eran las 15.50. Lástima no haber podido sacarle yo, pero una hora
empujando sin epidural había podido con mis fuerzas. El matrón vuelve a
animarme, parir a un bebé grande, mas de 4 kilos, que estaba tan arriba no lo
consigue cualquiera.
Ya sólo faltaba
alumbrar la placenta. Mientras esperábamos, con mi bebé encima, le pregunto al
matrón si iba a necesitar puntos, y menuda sorpresa, me había librado, con lo
mal que lo pasé en el postparto de mi primer hijo precisamente por los puntos.
Qué diferentes ambos partos!!!
Felicidades Carmen!
ResponderEliminarQué relato tan bonito.
ResponderEliminarUn abrazo y gracias por compartirlo.