Estamos en la Semana Mundial del Parto Respetado. A pesar de
todo lo que ya sabemos al respecto, de las recomendaciones para un parto y
nacimiento fisiológico, y de las evidencias científicas, todavía se siguen
haciendo muchas prácticas nada
respetuosas con la madre y el bebé, y que indudablemente afectan tanto al
vínculo madre-hijo como al futuro desarrollo del bebé.
El embarazo no es una enfermedad, muchas veces son los
profesionales quienes nos lo recuerdan, pero luego son precisamente los mismos
que nos tratan como a niñas que no saben, con prepotencia y como si debiéramos
dejarnos hacer sin cuestionar sus decisiones, porque ellos son quienes saben.
Evidentemente no todos los profesionales están desactualizados ni se guían por
las prisas ni toman el parto como algo suyo, sino que confían en el proceso
natural que es el parto, sabiendo que madre e hijo están diseñados y preparados
para parir y nacer. Pero por desgracia todavía queda mucho por hacer,
profesionales que llevan mucho tiempo haciendo las cosas de manera que la mujer
queda como mera espectadora, ajena a SU parto, y mujeres que ya desde niñas han
sido desconectadas de su cuerpo y de sus necesidades, y no se creen capaces de
algo que la naturaleza ha previsto perfectamente para la supervivencia del ser
humano: que nosotras sabemos y podemos
parir y que nuestros bebés saben y pueden nacer, sin intervenciones.
Son precisamente
esas intervenciones las que trastocan el proceso natural del parto y conllevan
más intervenciones. Una intervención lleva a otra intervención, y por
tanto más problemas para la madre y más sufrimiento y posibles secuelas para el
bebé. Por supuesto que en ocasiones, cuando surge una complicación, es
necesario que el profesional intervenga, pero no de forma rutinaria, y mucho
menos con el único motivo de acelerar el parto.
El romper la bolsa con la excusa de acelerar el parto,
poner oxitocina por el mismo motivo, no permitiendo al cuerpo generar su propia
oxitocina y evitando por tanto igualmente la producción de endorfinas tanto en
la madre como en el bebé, o poner la epidural sin tener en cuenta sus riesgos
u otras alternativas al dolor, son intervenciones que inevitablemente conducen
a otras intervenciones, y que conlleva a que quedemos desconectadas de nuestro
bebé y por tanto seamos incapaces de ayudarle a nacer.
El parto forma parte de la sexualidad de la mujer. Para que el parto fluya requiere de unas
condiciones: un entorno íntimo que nos ofrezca confianza, para así podernos
sentir seguras y tranquilas, a nuestro propio ritmo, porque cada cuerpo y
cada mujer llevamos nuestro ritmo.
Por esto te recomiendo que te informes durante el
embarazo del proceso de parto, de todas las sensaciones que puedes
experimentar, para reconocer cada momento y saber cuando estás de parto, para
estar segura, para saber que puedes parir (de lo contrario nos hubiésemos extinguido
hace tiempo) y de que tanto tu hijo como tu tenéis derecho a que no os separen.
Madre y bebé necesitamos estar juntos,
como estábamos un segundo antes del nacimiento. Del mismo modo que no
concebimos que nos arrebaten a nuestro bebé de nuestro vientre, tampoco
deberíamos concebir que nos lo arrebaten de nuestro regazo. Puedes redactar un plan
de parto durante el embarazo para dejar constancia de lo que quieres y no
quieres que suceda durante tu parto, recuerda que los protagonistas sois tú y tu hijo.
Si necesitas
acompañamiento durante tu embarazo o durante el postparto, si precisas de una
asesoría para redactar tu plan de parto, para estar al tanto de todas las
pruebas que se realizan durante el embarazo o cualquier duda que tengas al
respecto puedes contactar conmigo en info@soniandoduendes.com.
Hay que difundirlo sind descanso si duda. Se trata de nuestros partos!! El nacimiento de nuestros hijos! Que sea digno....
ResponderEliminarTu lo has dicho. Es el recibimiento que les damos a nuestros hijos, debería ser el momento más increíble de nuestra vida.
Eliminar