Hace una semana, al llegar a casa, el único pececillo que nos quedaba en la pecera (hacía tiempo que estaba solo porque siempre terminaba comiéndose a sus compañeros) estaba flotando muerto. Aunque fue el papá quien lo vio quiso esperar a que llegásemos nosotras, aunque bien podía haberse deshecho de él e inventarnos luego cualquier historia, cosa que en muchos hogares se hace y que a nosotros no nos parece nada recomendable, y ahora os explico por qué. Los niños tienen derecho a despedirse de sus seres queridos o mascotas para elaborar un duelo sano. Además estos son “buenos” momentos para tratar el tema de la muerte con los niños, y que puedan expresar todas sus dudas.
Como ya conté en
este post, los niños hasta los 5 años aproximadamente no tienen un concepto de
la muerte como algo irreversible o inevitable, sino todo lo contrario. Sin
embargo se trata de contestar sus
preguntas de manera sincera y adecuada a su edad. Preguntarán lo que les
interesa saber y lo que están preparados para entender, ni más ni menos, por
eso nuestras respuestas tienen que ser concisas.
La primera
reacción de mi hija fue decirnos que lo que le pasaba al pececito es que estaba durmiendo. Luego se
enfadó, diciendo que era tonto por morirse, expresando su desacuerdo de la
única manera que sabía. Y aunque en un primer momento no quería participar de
la despedida del pececito, luego accedió. En nuestro caso lo que hicimos fue
enterrarle en una maceta para que así pudiera ayudar a crecer a las plantas. Después, de manera
natural se lo fue contando a familiares y amigos.
Hace unos meses
falleció mi abuelo. Cuando me enteré estaba sola con Minerva, y no pude
contener toda mi tristeza y mi llanto frente a ella. Me preguntó, le conté lo
que había sucedido y que por ese motivo mamá estaba triste. Mi hija me abrazó, y ahí quedó la cosa. Los días siguientes fue haciendo las preguntas que a ella le iban rondando
por la cabeza. ¿Qué sensación o idea se hubiese llevado mi hija si hubiese
intentando esconderme de ella, le hubiese dicho que no me pasaba nada o me
hubiese inventado cualquier cosa? Los niños son conscientes de nuestras
emociones (dependerá de si hemos nombrado esas emociones tanto en ellos como en
nosotros, para que las entiendan o no), hubiese sabido que algo pasaba pero no
hubiese sido capaz de elaborar su emoción, además de llevarse la idea de que
hay cosas de las que es mejor no hablar, y ya sabemos que los tabúes no nos
aportan nada bueno.
El hecho de no
negarles algo que forma parte de la vida, como es la muerte, hay que entender
que les beneficia siempre:
- Aprenden a elaborar un duelo sano en
las pérdidas, sin quedarse en lo patológico.
- Aprenden que la tristeza, como las
demás emociones (miedo, rabia y alegría), es válida y necesaria. Y además es bueno poder expresarla para
sacarla fuera.
- Saben que pueden confiar en sus padres o
cuidadores, porque hay una coherencia entre lo que les trasmitimos y lo que
les decimos.
- Pueden satisfacer toda su curiosidad,
sin interiorizar ideas erróneas o miedos.
- Se sienten parte del grupo, de la
familia, porque no sienten que se les aparte o se les oculte algo.
Y vosotros,
¿cómo os enfrentáis al tema de la muerte con vuestros hijos?
Muy interesante, es un tema que tarde o temprano llega en la educación.
ResponderEliminarEs un tema que por mucho que no queramos es inherente a la vida.
EliminarUn abrazo
tienes razón, la manera en como reaccionamos nosotros a este tipo de eventos, es como ellos mismos aprenden a hacerlo. No es bueno enseñarles a esconder sus emociones, sobre todo con algo tan inevitable como la muerte.
ResponderEliminarHay que tener cuidado en como reaccionamos, con esto y con otros muchos temas. Las emociones son muy importantes y si queremos que sean adultos conscientes tanto de sus propias emociones como las de los demás tenemos que cuidarlas desde el principio.
EliminarMe ha gustado mucho tu enfoque :) Un abrazo
ResponderEliminarGracias!
EliminarUn abrazo