Este sábado
disfruté de nuevo, por cuarta vez, con la conferencia que dio Yolanda
González dentro del III Ciclo de
conferencias “Conociendo a Nuestros Hijos” que organiza la asociación Besos y Brazos.
No me cansaré de
repetir lo que me gusta estar mujer, lo que me emociona y lo que aprendo
siempre con ella. Si os interesa leer más sobre lo que cuenta en estas
conferencias podéis hacerlo aquí, aquí y aquí.
Esta vez los
temas a tratar no eran los habituales, sexualidad y muerte, dos temas tabú
sobre los que no se habla mucho en relación a los niños e incluso, en especial
la muerte, preferimos pasar por alto.
Como de
costumbre Yolanda hizo incapié en la importancia de conectar con nosotros
mismos para poder hacerlo con nuestros hijos, y en conocer el desarrollo emocional
en la primera infancia
De los 0 a los 7 años es una etapa
crítica en la que se establecerá la personalidad, el carácter del niño.
- De 0 – 3 años
se caracteriza por la emoción. Los pequeños son sólo emoción.
- De 3 – 7 años
es cuando ya comienzan los mecanismos de defensa.
La muerte
Los niños son
los primeros que se preguntan de dónde venimos o por qué nos tenemos que morir.
Sin embargo nos cuesta mucho enfrentarnos a este tema y es porque nos mueve la
emoción del miedo (a la propia muerte y a la de los seres queridos). Esto nos
lleva a un mecanismo psíquico inoperante, la negación, el creer que somo
eternos.
Vemos a los
niños tan vulnerables y sensibles para afrontar este tema, para el que no
estamos preparados, que les protegemos demasiado (más incluso que frente al
maltrato) y no les permitimos ver la muerte. Los pequeños también tienen derecho a despedirse frente a una pérdida,
ya sea de un ser querido como incluso de su mascota (primer contacto que pueden
tener con la muerte). Cuando se impide
esto estamos creando un duelo patológico que se arrastrará a lo largo de la
vida.
La tristeza es
una emoción tan legítima como las demás y no podemos vivir sin ella. Nos ayuda
a despedirnos y elaborar el duelo.
Depende de cómo nos
afecta a nosotros la muerte, podremos tratarlo con los pequeños. Ellos perciben
nuestra actitud y el clima emocional frente a la muerte.
Hasta los cinco
años la visión de la muerte (extensible al resto de las cosas) tiene un
carácter de:
- Universalidad.
Se preguntan si todos nos tenemos que morir. Ellos no pueden morirse.
-
Irreversibilidad. Para ellos la muerte es reversible. Se preguntan cuando
despertará el abuelo que murió. Para ellos todo es reversible.
- Inetabilidad.
Respondiendo a su pensamiento egocéntrico (sano y natural en su edad) niegan la
inetabilidad con afirmaciones como que ellos no se van a morir.
- Causalidad o
finalidad. ¿Por qué hay que morirse? Hay que tener cuidado con las afirmaciones
que les hacemos a los pequeños, ya que hacen asociaciones equivocadas, como el
“papa está enfermo, pórtate bien para que se cure” (si se diese el caso de que
el papá muriese el niño pensaría que es culpa suya. Es común que se sientan
culpables ante la separación de sus padres o la muerte, por su carácter
egocéntrico.
- Causa o modo.
No es lo mismo que alguien muera de manera repentina que una muerte que ya nos
esperamos.
El abordaje de la muerte depende de la
reacción del entorno, de su edad y del vínculo con el ser querido. Según sean estas, las reacciones
habituales de los niños, menores de cinco años, ante la muerte son:
- Conmoción o
insensibilidad.
- Incredulidad.
- Ansiedad y
miedo. Pueden surgir terrores nocturnos, un retroceso en el control de
esfínteres, etc.
- Rabia.
- Anhelo (llanto
desconsolado).
Las claves para
propiciar un un duelo sano son:
- Actitud del
adulto. Es importante no perder de vista al ser más vulnerable y ser
favorecedor de la expresión emocional.
- Informar de la realidad según la edad.
Y cuidar mucho nuestras palabras. Decirle a un niño “el abuelito está en el
cielo y está muy bien allí” puede llevar al niño a no tener cuidado al cruzar
una calle ya que si le pilla un coche podrá ver al abuelito y además estar muy
a gusto en el cielo, ya que además como hemos visto para ellos la muerte es
reversible.
- Responder a sus preguntas desde nuestra
honestidad. Y cuidado con las respuestas vagas, los niños necesitan seguridad. Por ejemplo, ante la pregunta “mama,
¿y tu también te vas a morir?” Tenemos que dejarles claro que no tenemos
intención de morirnos hasta dentro de mucho tiempo.
- Permitir su
participación en las despedidas. Y de nuevo cuidado con las expresiones. “El
abuelito se ha dormido” puede infundirles temor a dormirse.
De los 6 a los 9 años la muerte ya es
algo concreto para ellos. Aquí las preguntas son del tipo “¿y no tendrá sed?”.
A partir de los
9 años ya interiorizan que la muerte es el resultado de la vida, que es
irreversible e inebitable.
La sexualidad
Socialmente la
sexualidad está manipulada y no guarda ninguna relación con cómo nos hace
sentir. Por eso no se trata sólo de información sino de ver cómo la vivimos,
nuestra actitud hacia ella.
Me gustó mucho
la naturalidad y franqueza (por otro lado, como debe ser) con que Yolanda trató
este tema.
Para hablar de
la sexualidad hay que tener en cuenta la historia que tenemos detrás. Hasta el
siglo XX la sexualidad no existía, aparecía en el momento de la procreación o
como mucho en la adolescencia. Hasta que Freud descubrió no sólo que la
sexualidad existía, sino que era inevitable y necesaria para el correcto
desarrollo del ser humano, y el pretender evitarla o modificarla derivaba en
patología.
La sexualidad es un instinto biológico (como el comer o el dormir), es todo aquello que da placer y no hay que confundirla
con genitalidad. Comienza en la vida intrauterina y acaba con la muerte. Y cumple una función de salud, ya que
conformará el carácter del niño.
Cuando un
instinto se moldea se convierte en una pulsión. Detrás de las violaciones hay
una represión y/o desviación; pues lo que está contenido, cuando explota
destruye.
En el desarrollo
de un niño pequeño (hasta los cinco años) existen tres fases sexuales:
- 1ª Fase Oral.
Comienza con la
vida intrauterina y finaliza más o menos a los 3 años.
En esta fase los
niños sienten placer a través de la boca,
ya que es a través de donde conocen el mundo. De ahí la importancia de la
succión, que cumple tres funciones: placer en contacto con el pezón materno,
seguridad y necesidad de nutrición.
Conocen el mundo
a través de la boca, y por tanto se frustan si no les permitimos llevarse cosas a la boca.
Por eso es a
partir de los tres años, más o menos, cuando los pequeños pueden dejar el pecho
o el chupete con respeto, paciencia y cariño (si somos los adultos los que lo
necesitamos).
- 2ª Fase Anal.
Es una etapa en
la que si no influimos pasará rápidamente. Es la fase en la que los niños sienten curiosidad por la caca.
- 3ª Fase Genital.
Comprende desde
los 3 a
los 7 años. Es la fase de la
masturbación y la exhibición genital, aunque hay niños que no se tocan
abiertamente. Tienen mucha curiosidad por los genitales propios y ajenos.
Cuando los niños
preguntan sobre sexualidad o directamente la ejercen, ¿cuántos adultos aceptan
esa sexualidad infantil?
Con el placer
aparece el enamoramiento romántico, y si no tienen amiguitos de los que
enamorarse lo harán del papa o de la mamá. En este último caso habrá que acoger
el sentimiento del niño y situarles en la realidad pero sin reprimirles o
humillarles.
Los niños juegan libremente sexualmente,
es algo que hay que ver con naturalidad siempre y cuando estos encuentros se
den entre niños de la misma edad y sea consentido. Si los niños implicados se encuentran
en una situación de placer no hay que interferir por ignorancia o miedo (de
abusos por ejemplo, porque no tiene nada que ver aquí).
Y por supuesto
hay que responder a sus preguntas con franqueza, con naturalidad y acorde a su
edad.
La verdad es que cada vez que hablas de esta mujer, me crecen las ganas por ir a escucharla en persona. Me encanta todo lo que nos cuentas y cómo lo haces. Gracias por compartir.
ResponderEliminarUn besito.
Si tienes la oportunidad de ir a verla no la desaproveches, porque merece la pena. Transmite mucho, nada que ver con lo que yo cuento.
EliminarUn besazo
Muy interesante.
ResponderEliminarYo expliqué de forma muy temprana a mi Bichito que sus abuelos estaban muertos y le expliqué que todos algún día morimos. Ella a veces repite que se va a morir, cuando sea muy muy mayor y tenga muchos años. La marcó, no tengo la menor duda. Yo la explico que primero tiene que vivir, disfrutar de las cosas bellas de la vida, y que va a ser muy feliz. Prefiero que sea así, no haberla ocultado nada, no haberla sobreprotegido.
BEsitos
Yo también creo que no hay que ocultar esas cosas a los niños, podemos explicárselo según su edad. Además si no lo hacemos y nos ven tristes no van a saber bien qué sucede, y como dice Yolanda ellos pueden elaborarlo mejor.
EliminarEso sí, muchas veces no pasamos de información cuando sólo tenemos que contestar sus preguntas.
Un abrazo
Muy interesante!!!! Gracias por compartirlo! :)
ResponderEliminarEncantada de compartirlo
EliminarNo imagino quién mejor para tratar estos temas un tanto peliagudos que Yolanda González. Muchas gracias por compartir sus reflexiones en tu blog, Carol!
ResponderEliminarBesos.
Además que si. Siempre recomiendo verla si se tiene la oportunidad, pero no tiene nada que ver leer sobre ella que lo que transmite.
EliminarUn besazo
Hola Carol, una entrada muy interesante, gracias por compartir la información de la charla.
ResponderEliminarPor cierto, te he dejado un premio en mi blog, ¿te pasas a recogerlo?
Un abrazo,
Raquel
http://nuestromundodepadres.blogspot.com.es/2013/06/la-semana-va-de-premios-i-and-winner-is.html
Muchas gracias Raquel!
EliminarUn besazo
Qué complicado es el tema de la muerte, por ejemplo con la edad de nuestros peques. Cuando murió mi abuelo se lo expliqué, pero dudo mucho que entendiera algo, conceptos como nunca o para siempre, son demasiado abstractos, en fin no sé, también le hable de "pupa", eso si sabe lo que es claro. Bueno con los años irá evolucionando la definición y la vivencia de la misma.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo Carol
Es un tema difícil que a veces complicamos con nuestros miedos. Es verdad que según la edad no van a entender muchas cosas, por eso adaptarlo a su entendimiento, aunque muchas veces no sabemos ni cómo.
EliminarUn besazo