Se puede dormir en la misma cama, todos juntos, aplicando las medidas de seguridad necesarias o, ahora por ejemplo, existen cunas diseñadas para adosar a la cama de los padres, dándole así al bebé un espacio exclusivo, pero permitiendo que mamá y bebé estén en contacto directo.
Cuando estando embarazada, en las clases de preparación al parto, la matrona nos habló del colecho, mi primera reacción fue: por ahí si que no paso, estoy totalmente de acuerdo con la crianza natural, la crianza basada en el respecto de los bebés en todas sus necesidades, pero el colecho… además si lo meto en la cama, luego a ver quien lo saca.
Tiene gracia, porque al principio del embarazo mi intención era poner a dormir al bebé directamente en su habitación “para que se fuera acostumbrando”. Viéndolo en la distancia, ¿era yo la misma persona que soy hoy? Menos mal que el instinto maternal, si no nos resistimos, ni no nos dejamos engañar por falsos mitos, si le permitimos, sin miedo, que nos invada y le escuchamos atentamente, es el que mayor conocimiento nos dará sobre las necesidades reales de nuestr@s hij@s.
Yo no practico el colecho, aunque si la cohabitación, la nena duerme con nosotros en la misma habitación, pero en su cuna. Y no lo practico, no porque no me parezca bien, al contrario, ya me gustaría poder dormir junto a mi niña, tenerla pegadita a mi, y ella encantada también de la vida. Pero me da miedo aplastarla o hacerla daño. Se que seguramente no ocurra, pero las veces que lo he intentado (a la hora de la siesta) apenas duermo. Además conozco gente que duerme tan a gustito con sus bebés y tan contentos todos.
Espero que dentro de unos meses se me quite ese miedo tan tonto, cuando la niña sea un poquito mayor. Quizás ese miedo se deba a una inseguridad mía, que me hace creerme incapaz de estar alerta a las necesidades de mi bebé o quizás me viene desde muy atrás, cuando oía a mi padre decir que muchas madres habían aplastado a sus bebés por meterlos en su cama. Antiguamente los bebés y los niñ@s pequeñ@s (y no tan pequeñ@s) dormían junto a los padres, no hace tanto de eso. Pero esto se prohibió cuando algunos malintencionados padres utilizaban la excusa de haberlo aplastado para deshacerse de un bebé no deseado.
En Japón, por ejemplo, practican el colecho como parte de su cultura, sin ningún problema. Incluso, allí, la muerte súbita del lactante apenas se conoce.
Siempre habrá gente que te juzgue por eso o por cualquier otra cosa, porque no les parezca bien. Pero la práctica del colecho es una opción personal. Carlos González en “Bésame mucho” contesta, a una madre que practica el colecho aún pensando que está mal, lo siguiente: “Pues no, no están haciendo nada mal: Están haciendo lo mejor para su hija (lo único que la calma) y también lo mejor para ellos (lo único que les permite descansar). ¿A quién le molesta, entonces, que hayan tomado libremente esta decisión?”. También Rosa Jové en “Dormir sin lágrimas” nos habla de los beneficios del colecho y las medidas de seguridad que se deben tomar.
Seguramente oiréis comentarios del tipo: “lo vais a tener en la cama hasta que se case”, pero si con doce años (por decir una edad aproximada) ya no dejarán ni que os acerquéis a ell@s y os exigirán una habitación propia, en el caso de que la compartan con algún/a herman@. Aprovechemos los años en los que nos necesitan y desean estar con nosotros sobre todas las cosas. También se oirán cosas como: “pero eso afectara vuestra vida sexual…”, entre otras cosas qué poca imaginación, no digo más.
Hay que tener en cuenta, como he dicho antes, unas medidas básicas de seguridad para la práctica del colecho. El colchón tiene que ser firme y no hay que abrigar en exceso al bebé. Los padres no deben ser fumadores, ni estar bajos los efectos del alcohol, o de ninguna droga o medicamento, ni deben padecer obesidad.
Una de las ventajas del colecho, y por lo que muchos padres comienzan a practicarlo, es que descansan más por la noche, pues el bebé se alimenta sin apenas despertarse (en caso de lactancia materna). Según el antropólogo James Mackenna, cuando la madre y el bebé duermen juntos, se sincronizan. El colecho ayuda a regular la temperatura corporal del bebé, ayuda a regular la respiración con la de su madre, lo que favorece que siga respirando en caso de apnea, y le ayuda a aprender a pasar de una fase a otra de sueño. Favorece la lactancia materna, los bebés que duermen junto a su madre maman más que los que duermen separados. Y todo esto, en conjunto, hace que se reduzcan los riesgos de muerte súbita del lactante.
Pero la ventaja más importante, como ocurre con la lactancia materna, es el vínculo que creamos con ellos, el disfrutar con nuestr@s hij@s.
Por último, os dejo un enlace a un extracto de “Nuestros hijos y nosotros” de la antropóloga Meredich Small, donde hace referencia al sueño infantil: http://www.holistika.net/infancia/crianza/existe_el_insomnio_infantil_el_sueno_infantil_en_las_culturas.asp
¡Qué curiosas son todas las cosas de las que me estoy enterando contigo!!! A veces deberíamos olvidar tantas obligaciones y seguir nuestro instinto que, a pesar de lo mucho que nos hayan dicho, no siempre nos impulsa a hacer el mal... Y menos cuando se trata de estos temas.
ResponderEliminar¡Hola!
ResponderEliminarYo todavía recuerdo cuando dormía con mi madre algunas veces (no se si la mayoría, no podría asegurarlo)...hasta los 10/12años! Me gustaba porque hablábamos de nuestras cosas... y la verdad es que los días que dormía en mi cama, no me pasaba absolutamente nada, porque también lo disfrutaba.
La gente que piensa así, que cree que nos acostumbramos y luego no podemos salir de allí o nos volvemos Edipo (jajajaj), está equivocada... y lo digo por experiencia :-)
Ahora tengo 32 años y tan sana mentalmente y feliz...
¡Así que disfrutad con vuestr@s peques mientras podáis!
Os dejo este enlace a lo que dice Laura Gutman al respecto (No quiere dormir solo). Por cierto que se parece mucho al título de mi entrada, pero que quede claro ha sido hoy cuando lo he descubierto gracias a facebook.
ResponderEliminarhttp://www.lauragutman.com/newsletter/laura_gutman_mar11.html