La liga de la leche. Mitos y realidades en la lactancia materna

Os transcribo literalmente el resumen del tema, que tuvo lugar en la reunión de La liga de la leche, de ese día. No tiene pérdida:

“Noviembre 2010. Mitos y realidades en la lactancia materna

Lo primero a lo que te enfrentarás cuando des el pecho a tu bebé será a tus propias ideas preconcebidas y a los comentarios y presiones de los demás. En esta reunión vamos a tratar algunas de las cosas que se oyen sobre la lactancia materna:

- “Yo es que no tengo leche…” / “Yo es que no voy a tener leche porque mi madre no pudo darnos el pecho”: La verdadera falta de leche es muy, muy rara. En realidad a la mayoría de las mujeres que no han podido amamantar a sus hijos no les faltaba leche, sino información y apoyo. ¡Ah! Y la supuesta falta de leche ¡¡¡no se hereda!!!

- “Amamantar afea el pecho”: El pecho crece con el embarazo y vuelve a su tamaño tras unos meses de lactancia o al poco tiempo si no se amamanta. Es el embarazo lo que cambia la forma de las mamas… y por supuesto el tiempo y la gravedad también hacen su trabajo.

- “Dar el pecho mina la salud de la madre, incluso le quita calcio de sus huesos”: La lactancia es muy beneficiosa para la madre. Previene varios tipos de cáncer y algunas otras enfermedades, entre ellas la osteoporosis.

- “El trabajo y la lactancia son incompatibles”: La vida actual es muy dura y muchas veces hemos de sacrificar mucho por nuestra carrera profesional. La lactancia se puede compatibilizar con el trabajo fuera de casa, el destete no es obligatorio ni mucho menos. En el peor de los casos siempre podrás dar el pecho antes de irte y al volver.

- “La mujer que amamanta no puede comer de todo”: Pues resulta que sí. Sólo se han de restringir en su dieta alimentos alergénicos si hay un historial de alergia alimentaria en la familia.

- “Hay que dar el pecho cada 3 horas, 10 minutos en cada pecho”: NO, NO, NO. El pecho se da a demanda, cada vez que el bebé quiera todo el tiempo que el bebé quiera. Así es como funciona, lo otro es una invención cultural sin NINGUNA BASE CIENTÍFICA.

- “Hay que beber mucho líquido”: algunas mujeres beben cantidades ingentes de agua sólo por estar amamantando y otras leche aunque no les guste. La madre que amamanta ha de beber cuando tenga sed, así de simple. ¡Ah! Y las vacas comen hierba y fabrican una leche estupenda para sus terneros. Las mujeres no tenemos que beber leche de vaca para producir más leche sino amamantar a demanda.

- “Dar el pecho a demanda y consolar al bebé siempre que lo pida es malcriarlo”: Ser sensibles a las necesidades de los bebés no significa que se les esté malcriando. Los bebés necesitan comer cuando tiene hambre, dormir si están cansados, ser acunados cuando se sientan solos y ser consolados cuando están tristes. Si se les atienda de esta forma, el resultado será un bebé satisfecho y estará mejor preparado para afrontar las frustraciones habituales en el ser humano.

- “Si doy el pecho no podré ir a ningún sitio /Estoy atada al bebé”: El bebé puede ir con su madre a todas partes, muchos planes se pueden hacer con un bebé. Y sí, estás atada a tu bebé, atada con un nudo que nada ni nadie puede romper, un nudo de amor, quizá el amor más puro que existe.

Estas son sólo algunas ideas, seguro que en la reunión han surgido muchas más.”

Efectivamente en la reunión salieron muchas más ideas. Entre ellas por ejemplo, que la cesárea imposibilita la lactancia materna. Muchas mamás allí presentes dieron fe de que esta idea es errónea. La única excepción es cuando se trata de una cesárea programada, ya que nuestro cuerpo no se había preparado para dar a luz. Pero no quiere decir que sea imposible, sino que requiere más ayuda y atención.

Esta semana en la que entramos hay una reunión en Fuenlabrada a la que espero poder asistir. Os contaré entonces más sobre ese día, ya que tendré un recuerdo más reciente. Mi memoria de pez, añadida a las prisas por escribir la entrada, pues me están reclamando, hace que no pueda contaros todo con pelos y señales.

Os dejo unas viñetas del cómic “Guía para padres desesperadamente inexpertos” de Manel Fontdevila: